Luis Enrique: «Ponedle vosotros el adjetivo que queráis»

Mientras Bryan Gil atendía a la cámara oficial de la Federación para contar qué había sentido en su debut «estoy contento, pero jodido», dijo con naturalidad, y mientras Marcos Llorente se hacía fotos con los recogepelotas con aspecto de haber corrido dos maratones seguidos, el silencio del Nuevo Los Cármenes hacía todavía más tétrico el empate, que deja a España en una posición incómoda. Le quedan siete partidos para arreglar el tropiezo con los griegos, pero con la victoria de Suecia ante Georgia (el próximo rival de los de Luis Enrique) no hay margen para otro susto. Sólo va directo al Mundial el primero del grupo, y el segundo se va a ver inmerso en una doble repesca peligrosísima. España no falta a una cita grande desde 1992.

Luis Enrique, en estas situaciones, se muestra más enérgico si cabe. Es como si quisiera transmitir más energía tras el fiasco. Su equipo, que ha ganado uno de los últimos cinco partidos, que ayer acumuló el 80% de la posesión y más de 1.000 pases, no fue el mismo, pese a los nueve hombres que repetían, que el que goleó a Alemania. «Mi equipo ha estado a un nivel físico espectacular. En todo lo que es posicionamiento, velocidad de balón, etc… hemos estado muy bien. En todo lo que es el último tercio del campo, nos ha faltado frescura y finura».

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