La media parte de Sergio Ramos y la búsqueda de un récord histórico

Las alarmas se encendieron cuando, en el tramo final de la primera parte, Iñigo Martínez bajó de la grada que en tiempos pandémicos ejerce de banquillo y se puso a calentar por la banda de Los Cármenes. A priori, no parecía que Sergio Ramos -muy fallón en sus pases, incluso en alguno muy fácil- y Eric García tuvieran ninguna molestia física, pero algo tenía que haber detrás de esa decisión de Luis Enrique. El pastel se destapó tras el descanso, cuando el capitán se quedó en la caseta, cediendo su sitio al defensor del Athletic. Ahí las alarmas ya atronaron hasta que desde la Federación trasladaron calma: no había lesión ni molestia física ni nada que se le pareciese. Sencillamente, Luis Enrique había decidido que Ramos jugara sólo 45 minutos ante Grecia por mera precaución. Aunque quizá después se arrepintiera de su decisión.

Así que el capitán observó desde la grada, en principio sin mayores problemas, cómo el partido se le ponía cuesta arriba a España y cómo su sustituto cometía el más que discutible penalti que acabó neutralizando el tanto inicial de Morata. Y, competitivo al máximo como es, se le llevarían los demonios al ver lo ocurrido, pero su historial reciente requiere precaución. Así lo entendieron Luis Enrique y su equipo al menos.

Desde que el 6 de febrero fue operado de su rodilla para solventar sus problemas en el menisco, el capitán de la selección y del Real Madrid sólo había participado en dos encuentros. Regresó a la actividad jugando una hora en la sufrida victoria blanca frente al Elche y tres días después compareció durante otros 60 minutos en el decisivo encuentro con el Atalanta que llevó al equipo de Zidane a los cuartos de final de la Champions.

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