Aún no funciona el Atlético de Madrid con la constancia, la fiabilidad y la autoridad que pretende Simeone, sometido el primer tiempo por el Betis y desfigurado al descanso, en un duelo al que no le encontraba solución hasta que Marcos Llorente inventó un gol de la nada y promovió una reacción incontestable, consolidada en el tiempo añadido por el 2-0 final de Luis Suárez.
A los 23 segundos de la reanudación, del 1-0 surgió otro equipo rojiblanco completamente diferente al que había sido desbordado y apagado en todo el recorrido hasta el intermedio por el Betis, que perdió su ocasión en el primer acto, también por mérito de Oblak, y que pasó de repente de ganador a los puntos a perdedor indudable del encuentro. No salió goleado luego por las paradas de Claudio Bravo.
Ya son 21 partidos seguidos invicto del Atlético, la mejor racha de su historia en la Liga en ese sentido. Está dos puntos por detrás del liderato, pero con un partido menos. Y ya divisa un encuentro clave el próximo martes en la Liga de Campeones con el alivio de un triunfo cuyo valor es formidable, más aún visto el primer tiempo.