La guasa del Bernabéu con Simeone y la maldición ‘mourinhista’ rota por Zidane

Desde 2012, con el técnico portugués en el banquillo, no ganaba un derbi liguero el Real Madrid en el Bernabéu.

«Cholo no te vayas, Cholo quédate». Con el triunfo del derbi en el bolsillo, el Bernabéu le acabó cantando con mucha guasa al técnico rival. En menos de un mes, un título ganado ante el vecino y un duelo liguero de mucha importancia conquistado. Y en el recuerdo, aquellas dos finales de Champions. El grito salió del fondo de animación, pero al momento todo el estadio se animó. «No escuché nada», dijo después en la sala de prensa, donde realizó un análisis optimista del partido y de la situación de su equipo, a 13 puntos del Madrid. «Me dejó buen sabor la primera parte», apuntó. Justificó el discutido cambio de Morata, el mejor de los suyos, recordando unas posibles molestias del delantero.

El técnico rival se había llevado la amarilla antes del descanso, tras varias advertencias del árbitro. Mordía nervios, frustrado por no lograr la ventaja en el marcador que su equipo estaba mereciendo en la primera parte del derbi. El Atlético fue superior de pe a pa, vivo en la presión, bien ordenado atrás y con varias opciones claras para haberse puesto por delante. Los rojiblancos olvidaron su habitual prudencia para irse a por un Madrid empequeñecido, que no esperaba una salida tan ambiciosa [Narración y estadísticas].

Ni la poblada medular de Zidane le daba control alguno del juego, entre pérdidas y balones colgados para el remate de Modric o Isco, que no son precisamente expertos arietes. Faena de aliño para Felipe Savic, las torres gemelas atléticas.

En la previa, Morata y Simeone se llevaron las grandes pitadas, más el técnico, aunque también fue llamativa la del canterano, ganador de dos Champions de blanco. Desde el fondo llamaron rata durante un rato después, en cántico feo de los que apunta la Liga. Duró poco, pero se escuchó nítido.

El delantero rojiblanco cayó en el área en forcejeo con Casemiro. Ni él lo protestó, aunque después la repetición diera argumentos para la polémica. ¿Tropezón o empujón? Liviano todo, como consideró el VAR, pero suficiente para que el derbi deje resaca arbitral en el bando colchonero. «Hay árbitro, linieres, los del VAR… Mucha gente para verlo; yo no lo vi», despejó Simeone, sin ganas de meter la cuchara. Más enfadado estaba su presidente, Cerezo, que se quejó de que no hubo justicia.

A pesar del buen recuerdo reciente para los blancos, en la final de la Supercopa, en su estadio no ganaban un derbi desde diciembre de 2012, con Mourinho en el banquillo. El discurrir de la primera parte no parecía un anuncio de que las cosas fueran a cambiar esta tarde casi primaveral en La Castellana.

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