El Deportivo prolongó su racha triunfal, esta vez a costa de la UD Las Palmas (2-1), y con los 18 puntos que ha sumado en seis partidos desde la llegada al banquillo de Fernando Vázquez, no solo se acerca a la permanencia, sino que incluso empieza a soñar con recuperar el objetivo con el que inició la temporada, el de finalizar entre los seis primeros clasificados y luchar por el ascenso.
Con más de 27.000 aficionados en Riazor, con trabajo, defensa y con los goles de los jugadores vascos Sabin Merino, que marcó por cuarta jornada consecutiva, y Eneko Bóveda, el Deportivo confirmó que está de vuelta, que atrás queda el equipo derrumbado que hace un mes y medio se veía con pie y medio en Segunda B, y que ahora ve la vida con otros ojos.
Los dos equipos afrontaron el partido en dinámicas opuestas y Las Palmas, que había enlazado seis encuentros (cinco de Liga) sin ganar, apostó en Riazor por el mismo sistema que el Deportivo, que llegaba al choque al alza tras cinco victorias seguidas.
Pepe Mel, silbado en su regreso a Riazor cuando su nombre se escuchó por megafonía, jugó con línea de cinco y el Deportivo retocó un poco el esquema por la banda izquierda, con Mollejo más como extremo que como carrilero.
El equipo canario se sintió cómodo en el inicio del encuentro e inquietó al Deportivo, pero le perdonó. Tana probó a Dani Giménez con un disparo desde la frontal que atajó en dos tiempos el portero y el exdeportivista Rubén Castro no definió en dos ocasiones claras, una a centro de Srnic cuando tenía todo a su favor para marcar.
El Deportivo, con la suerte de cara, no tuvo clemencia. Mollejo y Çolak forzaron una mano de Eric Curbelo a los 18 minutos y esa falta escorada la convirtieron en gol Aketxe, con un centro medido, y Sabin Merino, que remató en el primer palo. El delantero vasco ha convertido casi todo lo que ha tocado desde su debut como blanquiazul. Va a gol por partido.
El tanto tranquilizó a los blanquiazules y Mel volvió a meter a los suyos en el encuentro con un cambio de jugadores y de sistema, con la entrada del colombiano Narváez por Eric Curbelo y el esquema 4-2-3-1. Antes del descanso, el uruguayo Mauricio Lemos obligó a Dani Giménez a volar para sacar el esférico de una escuadra.