El golpe de autoridad de Zidane con Bale antes del derbi

Copa del Rey - Round of 16 - Real Zaragoza v Real Madrid

El reglamento interno del Real Madrid obliga a los jugadores no convocados a acudir al Bernabéu a los partidos, excepto en el caso de que cuenten con un permiso especial. Del derbi no se va a librar Gareth Bale, aunque todos saben en el vestuario que en su agenda de planes favoritos para el sábado, ver el Madrid-Atlético seguramente no sea el primero. Mucho menos cuando su ausencia no lleva el envoltorio habitual de un problema físico o de las molestias de turno. Zinedine Zidane tomó este viernes con el galés la decisión más severa del curso: le dejó fuera de la lista de convocados.

El motivo no lo va a explicar, pero en el club dan por hecho que es simplemente técnico. Le interesa más presentarse con Benzema, Lucas Vázquez, Jovic o Vinicius, los delanteros citados para el duelo contra los rojiblancos, que con el jugador mejor pagado de la plantilla. Vuelve el galés a la casilla de salida con el mismo técnico que le descabalgó de la titularidad en primavera de 2017, con la excusa de su enésima lesión, que sólo le sacó 13 minutos en la final de la Champions en su ciudad (Cardiff) y que en la siguiente, la de Kiev, le dejó en el banquillo a pesar de llegar con racha de goles decorativos en una Liga perdida.

Su venganza fue protagonizar la conquista de la Decimotercera con un doblete (el primero de chilena) y lanzar un órdago a pie de césped, mientras que Cristiano anunciaba su adiós. O él o el entrenador vino a decir, ganando el pulso por la inesperada salida del francés.

Sin embargo, no aprovechó luego la doble ausencia (CR y ZZ), sin saber que el destino le tenía guardado el regreso del marsellés. Superadas las curvas del verano, donde incluso el jefe le animó a que resolviera cuanto antes su salida («por el bien de todos»), Bale empezó siendo titular la actual campaña, en pragmática utilización de sus recursos por parte de Zidane, que no veía nada mejor en el plantel. Llegó a obviar que la relación que mantenían fuera gélida, casi muda. Saludos protocolarios, poco más. Todo eso no le iba a importar; con rendimiento, el 11 jugaría. También así contentaba al club, donde siempre chirrió su gestión del británico.

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